Hace pocos días disfruté de dos vídeos muy interesantes que, en mi opinión, hemos de tener muy en cuenta. Ambos son desarrollados por el usuario llamado Dr. La Rosa, en los cuales ofrece información muy interesante sobre la dopamina y su influencia en nuestros hábitos.
Así como comenta, la dopamina es un neurotransmisor que cumple diversas funciones en nuestro cerebro, pero entre ellas destaca un rol clave en nuestra motivación. Dicho de otra forma, la dopamina funciona como fuente de energía al causar sensaciones placenteras y de relajación. Diferentes situaciones de nuestra vida diaria liberan dopamina, como aprobar un examen que hemos trabajado durante mucho tiempo. Nuestro neurotransmisor genera sensaciones de placer y euforia. Y cuanto mayor es el esfuerzo que dedicamos, mayor es la recompensa que recibimos con dichos niveles.
Entonces, ¿cuál es el problema en lo referente a la dopamina? El problema ya no radica exclusivamente en ella, sino en la manera de liberarla. Existen otros métodos de liberar dopamina de forma artificial y excesiva: alcohol, drogas y otras sustancias que crean adicciones, comida cargada de carbohidratos refinados y azúcares… Sin embargo, también se encuentran muy en vigor otras acciones que liberan niveles excesivos de dopamina de forma mucho más oculta: videojuegos, redes sociales, aplicaciones de ligar… En suma, la tecnología actual. La tecnología que nos acompaña durante toda nuestra vida.
El exceso de dopamina basado en estas costumbres genera resistencia, de forma que nuestro cerebro necesitará más niveles para transmitir más estímulos hasta el punto de conducirnos a un cúmulo de inseguridades, a una baja autoestima, a ser más propensos a la depresión y, en su totalidad, a una conducta completamente diferente.
De acuerdo con lo que el Dr. La Rosa comenta en estos vídeos, siento concordancia con lo que Séneca explica en una de sus Cartas donde critica a los trasnochadores y a los que no se comportan conforme a la naturaleza:
Por más que pasen sus noches entre vinos y perfumes, por más que consuman el tiempo de su depravada vigilia comiendo manjares cocidos a fuego lento, distribuidos en muchos servicios, no celebran banquetes, sino que celebran sus propios funerales. […] Todos los vicios pugnan contra la naturaleza, todos desertan del orden debido; tal es el propósito del desenfreno: complacerse en la perversidad, y no solo alejarse de la virtud, sino separarse de ella lo más lejos posible y colocarse luego en el extremo opuesto.
Dicho esto, cuando nuestra conducta ya viene impuesta por adicciones al haberse generado un alto nivel de resistencia a la dopamina, le resulta ya muy complejo buscar satisfacción y goce en recompensas procedentes de esfuerzo y trabajo duro. En el extremo opuesto, como dice Séneca, el único método viable es el desenfreno que nos lleva a obtener una gratificación inmediata y sin constancia, provocándonos a nosotros mismos una cadena infinita.
Mas el motivo por el que algunos se comportan así no está en que piensen que la propia noche presente algún aspecto más agradable, sino en que nada de lo usual les resulta grato, y la luz es molesta para la mala conciencia. […] No debes sorprenderte de encontrar tantas peculiaridades de vicios: son variados, presentan innumerables caras y no podemos clasificar todas sus especies. El cultivo de la virtud es simple, el de la maldad es múltiple y abarca desviaciones todo lo sorprendentes que quieras. […] La causa principal de esta enfermedad radica en el desprecio de la vida común.
Con claridad comenta Séneca que el problema no es que los vicios y las malas costumbres tengan mayor efectividad o causen mayor bienestar —de ser así, ¿no crees que sería recomendado por expertos en la salud mental?—, sino que el problema en cuestión radica en el desprecio del concepto de vida común.
Si bien ya ocurría en la Antigüedad, como vemos, también puede aplicarse a los tiempos presentes. El tiempo que dedicamos a cultivarnos tanto física como intelectualmente —hacer deporte, alimentarnos bien, dormir las horas suficientes, leer, aprender idiomas, estudiar una carrera…— sería considera aburrido. En su lugar, el desenfreno, la diversión eufórica y el placer de comida y bebida que destruyen nuestro cuerpo sería el elixir de nuestra energía. O eso creemos.
Séneca testimonia que se llevaron a cabo costumbres como estas en su tiempo, lo cual le impulsó a aconsejarnos para que no cometamos los mismos errores y nos construyamos conforme a nuestra naturaleza.
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Excelente….complementa muy bien su página
Buenas tardes Paola,
Muchas gracias.
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Un saludo,
Equipo de Eres Estoico.